*JESÚS DIJO (XXI): TRABAJOS
PUBLICADOS POR MRM.MARUS (5/8/16)
*JESÚS Y EL RETO DE LA
EVANGELIZACIÓN SIGLO X (1ª Parte)
(20/8/16)
*JESÚS Y EL RETO DE LA
EVANGELIZACIÓN SIGLO X (2ª Parte) (2/9/16)
*JESÚS DIJO (XXII): TRABAJOS
PUBLICADOS POR MRM.MARUS (9/9/16)
*JESÚS Y EL CAMINO HACIA EL
AMOR (13/9/16)
Santa Biblia (Traducida de los
textos originales en equipo bajo la dirección del Dr. Evaristo Martín Nieto.
Ed. San Pablo 1988)
SEGUNDO VIAJE DE PABLO
En Berea
Al llegar la noche, los hermanos
hicieron partir en seguida a Pablo y a Silas hacia Berea. Así que llegaron,
fueron a la sinagoga de los judíos. / Los judíos de Berea, eran más abiertos
que los de Tesalónica, y recibieron la palabra con buena disposición,
estudiando diariamente las Escrituras para ver si todo era así. / Muchos judíos
abrazaron la fe, así como gran número de paganos, mujeres distinguidas y
hombres. / Cuando los judíos de Tesalónica
supieron que Pablo anunciaba también en Berea la palabra de Dios, fueron
allá para agitar y alborotar a la plebe. / Entonces los hermanos hicieron
partir a Pablo hacia el mar, y Silas y Timoteo se quedaron allí. / Los que
acompañaban a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron en seguida con el
encargo para Silas y Timoteo de que se unieran con él lo más pronto posible.
En Atenas
Mientras Pablo le esperaba en
Atenas, se llenaba de indignación al contemplar la ciudad llena de ídolos. /
Discutía en la sinagoga con los judíos y con los prosélitos, y diariamente en
la plaza con los que se encontraba. / Algunos filósofos epicúreos y estoicos
conversaban con él, unos decían: < ¿Qué querrá decir ese charlatán?> Y
otros: <Parece ser un predicador de divinidades extranjeras> (Porque anunciaba
a Jesús y la resurrección) / Lo llevaron al Areópago, y le preguntaron: < ¿Podemos
saber qué doctrina nueva enseñas? / Nos tienes cansados los oídos con cosas
extrañas, y queremos saber de qué se trata>. / Todos los atenienses y los
extranjeros residentes sólo se entretenían en decir o en oír novedades.
Pablo en el Areópago
Pablo, puesto en pie en medio del
Areópago, dijo: <Atenienses> por todo veo que sois muy religiosos. / Al
recorrer vuestra ciudad y contemplar vuestros monumentos sagrados, me he
encontrado incluso un altar con esta descripción: <Al Dios desconocido>.
Pues bien, lo que veneráis sin conocerlo, eso es lo que yo os vengo a anunciar.
/ El Dios que ha hecho al mundo y todo lo que hay en él, siendo Señor del cielo
y de la tierra, no habita en templos construidos por la mano del hombre. / Ni
es servido por manos humanas, como si necesitase algo él, que da a todos la
vida, el alimento y todas las cosas; / de un solo hombre ha hecho todo el
género humano para que habite sobre toda la superficie de la tierra,
determinando los tiempos y los límites de su morada, / para que buscasen a
Dios, y a ver si buscando a tientas lo podían encontrar; aunque no está lejos
de cada uno de nosotros, / ya que en él vivimos, nos movemos y existimos, como
alguno de vuestros poetas ha dicho también: <Porque somos de tu linaje>.
/ Pues si nosotros somos linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad es
semejante a oro o plata o piedra, escultura hecha por el arte y el ingenio del
hombre. / Dios, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, hace saber ahora
a los hombres que todos, en todas partes, se arrepientan, / puesto que ha
establecido un día en el que ha de juzgar al universo con justicia por medio de
un hombre, a quien ha designado y acreditado ante todos al resucitarlo de entre
los muertos, unos se burlaban y otros dijeron: <Te oiremos sobre esto otra
vez>. / Así Pablo se separó de ellos. / Algunos, sin embargo, se unieron a
él y creyeron; entre ellos se encontraba Dionisio Areopagita, una mujer llamada
Dámaris y algunos otros.
En Corinto
Después de esto, Pablo salió de
Atenas y fue a Corinto. / Allí encontró a un judío llamado Aquila, oriundo del
Ponto, que acababa de llegar de Italia, con su mujer, Priscila, por haber
decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos. Pablo se relacionó con
ellos; y como eran del mismo oficio, se quedó trabajando en su casa; se
dedicaban a fabricar tiendas de campaña. / Todos los sábados discutía en la
sinagoga, intentando convencer a judíos y a griegos. / Cuando Silas y Timoteo
llegaron a Macedonia, Pablo se entregó por completo a la predicación de la
palabra, proclamando ante los judíos que Jesús era el Mesías. / Como ellos le
llevaban la contraria y lo insultaban, se sacudió la ropa y dijo: <Que
vuestra sangre caiga sobre vuestras cabezas; yo soy inocente; desde ahora me
iré con los paganos>. / Partió de allí, y fue a casa de un prosélito, que vivía
junto a la sinagoga. / Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con
toda su familia; y muchos de los corintios que habían oído a Pablo creyeron y
se bautizaron. / Una noche el Señor dijo en visión a Pablo: <No tengas
miedo, habla y no calles, / porque yo estoy contigo, y nadie intentará hacerte
mal, pues tengo en esta ciudad un pueblo numeroso>. / Y se detuvo allí un
año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios.
Pablo ante Galión
Siendo Galión procónsul en Acaya,
los judíos se sublevaron a una contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal /
con esta acusación: <Éste incita a los hombres a que den culto a Dios en contra de la
ley>. / Pablo iba a hablar, cuando Galión dijo a los judíos: <Si se
tratase de un crimen o de un delito grave, yo os escucharía pacientemente, como
es de justicia; / pero si es cuestión de palabras y nombres y cosas de vuestra
ley, allá vosotros; yo no quiero ser juez de estos asuntos>. / Y los echó
del tribunal. / Entonces se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y
lo golpearon delante del tribunal, sin que nada de esto le importara a Galión.
Vuelta a Antioquía de Siria
Pablo permaneció aún cierto
tiempo en Corinto; después se despidió de los hermanos y se embarcó hacia
Siria. Lo acompañaban Priscila y Aquila. En Cencreas se había rapado la cabeza
porque había hecho un voto. / Llegaron a Éfeso, donde se separó de ellos. Fue a
la sinagoga y estuvo discutiendo con los judíos. / Ellos le pidieron que se
quedase más tiempo; pero no accedió; / y se despidió con estas palabras:
<Volveré de nuevo, si Dios quiere>. / Zarpó de Éfeso, desembarcó en
Cesarea, fue a saludar a la Iglesia y bajó de Antioquía. / Allí estuvo algún
tiempo y recorrió nuevamente la región de Galacia y Frigia, alentando a todos
los discípulos.
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