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domingo, 20 de septiembre de 2020

LA TAREA EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA (I)

El Papa Pablo VI en su Exhortación -Evangeli Nuntandi- nos definio de forma clara en que consistía la tarea evangelizadora de la Iglesia: "Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad, y con su influjo tansformar desde dentro a la misma humanidad. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y si hubiera que resumirlo en pocas palabras, lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza cuando por la sola fuerza divina del mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en que ellos están comprometidos, su vida y ambientes concretos". Según esta definición cabe preguntarse: ¿Si la Iglesia ha tenido tan claras las ideas sobre este tema, por qué aún se da la necesidad de una -Nueva evangelización-? Sin duda la respuesta tiene que ver con los numerosos obstaculos que la Iglesia desde el primer momento de su creación por nuestro Señor Jesucristo, ha soportado. Ahora bien, hay que admitir también que nunca como en estos momentos de la historia de la humanidad la acción del enemigo común parece tener tanto empeño en hacerla desaparecer. Las causas pueden ser variadas y han dado lugar a teorías tan dañinas como el racionalismo, el laicismo absoluto, el relativismo y el materialismo, entre otras, que han impregnado la sociedad de los últimos siglos a lo largo de todo el planeta. Así, a finales del siglo XIX el Papa León XIII escribía en este sentido, en su Carta -Humanum Genus- (1884): "El humano linaje, después que, por envidia del demonio, se hubo, para su mayor desgracia, separado de Dios, creador y orador de los bienes celestiales, quedó dividido en dos bandos diversos y adversos: Uno de ellos combate asiduamente por la verdad y la virtud, y el otro por todo cuanto es contrario a la virtud y a la verdad

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