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lunes, 31 de agosto de 2020

JESÚS DIJO (LIV): TRABAJOS PUBLICADOS EN MRM.MARUS


 

 
 
 
 
 
-EL ESPIRITU SANTO Y LA ESPERANZA CRISTIANA (30/Mayo/2020)

 

 

-EL DON DE LA ESPERANZA NOS SOSTIENE Y PROTEJE EN TIEMPOS DE CRISIS (1/Junio/2020)

 

 

-EL SACRAMENTODE LA EUCARISTIA EN LA VIDA CRISTIANA (5/Junio/2020)

 

 

-JESUS DIJO (XLIX): TRABAJOS PUBLICADOS EN MRM.MARUS (7/Junio/2020)

 

 

-LA FIESTA DEL SANTISIMO CORPUS CHRISTI: HOMENAJE A LA SAGRADA EUCARISTIA (10/Junio/2020)

 

 

-LA MULTIPLICACION DE LOS PANES Y DE LOS PECES (21/Junio/2020)

 

 

 

La Santa Biblia. Traducida de los textos originales en equipo bajo la dirección del Dr. Evaristo Martín Nieto. Editorial San Pablo (1988)

 

 

 

HECHOS DE LOS APÓSTOLES: PROPAGACIÓN DEL EVANGELIO FUERA DE JERUSALÉN

 

 

 PERSECUCIÓN  EN JERUSALÉN (8, 1-3):

 

“Aquel día se desencadenó una gran persecución contrala Iglesia de Jerusalén; y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría / A Esteban lo enterraron unos hombres piadosos, e hicieron duelo por él / Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, entraba en las casas, apresaba a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel”

 

 

PREDICACIÓN DE FELIPE (8, 4-8):

 

“Los que tuvieron que salir huyendo fueron por todas partes anunciando la palabra / Felipe llegó a la ciudad de Samaría, y se puso a predicar a Cristo / La gente escuchaba con atención a Felipe, pues había oído hablar de los milagros que hacía y ahora los estaban viendo: / De muchos posesos salían los espíritus impuros dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaban curados / La ciudad se llenó de alegría”

 

 

SIMÓN EL MAGO (8, 9-13):

 

“Hacía tiempo que venía practicando la magia en la ciudad un tal Simón que tenía asombrada a la gente de Samaría, diciendo que él era algo grande / Todos, desde el más chico al más grande, le seguían y decían: <Este es el poder mismo de Dios, el que llaman el grande> / Lo seguían porque durante bastante tiempo los había asombrado con magias / Pero cuando Felipe les habló del reino de Dios y de Jesucristo, hombres y mujeres creyeron en él y se bautizaron / El mismo Simón creyó y se bautizó; y ya no se apartaba de Felipe, viendo maravillado los prodigios y milagros insignes que hacía”

 

 

EL ESPÍRITU SANTO (8, 14-17):

 

“Los apóstoles que estaban en Jerusalén, al saber que Samaría había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan; / llegaron y oraron por los samaritanos, para que recibieran el Espíritu Santo; / pues aún no había bajado sobre ninguno de ellos, y sólo habían recibido el bautismo en el nombre de Jesús, el Señor / Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo”

 

 

CONDENACIÓN DE LA SIMONÍA (8, 18-25):

 

“Simón, al ver que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se confería el Espíritu Santo, les ofreció dinero, / diciendo: <Dadme también a mí ese poder, para al que le imponga las manos reciba el Espíritu Santo> / Pedro le dijo: <Al infierno tú y tu dinero, por haber creído que el don de Dios se compra con dinero / No tienes parte ni herencia en esto, porque tu corazón no es recto delante de Dios / Arrepiéntete de tu maldad y pide al Señor que te perdone, si es posible, el mal pensamiento que has tenido / pues veo que no tienes buenas intenciones y estas atrapado en los lazos de la iniquidad> / Simón respondió: <Pedid vosotros por mí al Señor para que no me suceda nada de lo que acabáis de decir> / ellos, después de haber dado testimonio y haber predicado la palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, evangelizando muchas aldeas de los samaritanos>

 

 

BAUTISMO DEL ETÍOPE (8, 26-40):

 

“El ángel del Señor dijo a Felipe: <Ponte en marcha hacia el sur, por el camino que va de Jerusalén a Gaza a través del desierto> / Y se puso en marcha. En esto un etíope eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopia, administrador de todos sus bienes, que había venido a Jerusalén, / regresaba y, sentado en su carro, leía al profeta Isaías / El Espíritu dijo a Felipe: <avanza y acércate a ese carro> / Felipe corrió, oyó que leía al profeta Isaías y dijo: <¿Entiendes lo que estás leyendo?> / Él respondió: <¿Cómo lo voy a entender si alguien no me lo explica?> Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él / el pasaje de la escritura que leía era éste: <Como cordero llevado al matadero, como ante sus esquiladores una oveja muda y sin abrir la boca / Por ser pobre, no le hicieron justicia. Nadie podrá hablar de su descendencia, pues fue arrancado de la tierra de los vivos> / El eunuco dijo a Felipe: <por favor, ¿De quién dice esto el profeta? ¿De él o de otro?> / Felipe tomó la palabra y comenzando por este pasaje de la escritura le anunció la buena nueva de Jesús / continuaron su camino y llegaron a un lugar donde había agua; el eunuco dijo: <Mira aquí hay agua;  ¿Qué impide que me bautice?> / y mandó detener el carro. Bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó / al salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no lo vio más y continuó su camino muy contento / Felipe se encontró con que estaba en Azoto, y fue evangelizando todas las ciudades hasta llegar a Cesarea

 

 

CONVERSIÓN DE SAULO (9, 1-19)

 

“Saulo, por su parte, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote / y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de que si encontraba alguno que siguiera ese camino, hombres o mujeres, pudiera llevarlos presos a Jerusalén / En el camino, cerca ya de Damasco, de repente le envolvió un resplandor del cielo / cayó a tierra y oyó una voz que le decía: <Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?> / Él preguntó: < ¿Quién eres, Señor?> Y él: <Yo soy Jesús, a quién tú persigues / Levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer / Los que lo acompañaban se quedaron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie / Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; lo llevaron de la mano a Damasco / donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber / Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión: <¡Ananías! Y él respondió dijo: <Vete rápidamente a la casa de Judas, en la calle Recta, pregunta por un tal Saulo de Tarso, que está allí en oración / y ha tenido una visión: un hombre Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista> / Ananías respondió: <Señor, he oído mucho hablar de ese hombre y decir todo el mal a tus fieles en Jerusalén / Y está aquí con plenos poderes de los sumos sacerdotes para prender a todos los que te invocan> / El Señor le dijo: <Anda, que este es un instrumento que he elegido yo para llevar mi nombre a los paganos, a los reyes y a los israelitas / Yo le mostraré cuanto debe padecer por mí> / Ananías partió inmediatamente y entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: <Saulo hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció en el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo> / En el acto se le cayeron de los ojos como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado / Comió y recobró fuerzas. Y se quedó unos días con los discípulos que había en Damasco”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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