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viernes, 18 de agosto de 2023
LOS NOVISIMOS O COSAS ÚLTIMAS **** UN TEMA QUE NO SE QUIERE RECORDAR
Los Novisimos o Cosas Últimas, esto es: Muerte,Juicio,Infierno, Gloria y Pulgatorio, no se quieren recordar, no estan de moda en nuestros días...Así lo denunciaba hace ya algunos años el Papa san Juan Pablo II en su libro -Cruzando el umbral de la esperanza-(Circulo de Lectores, S.A.; 1994):"Recordemos que,en tiempos aún no muy lejanos,en las prédicas de los retiros o de las misiones,los Novísimos constituian siempre un tema fijo del programa de meditación y los predicadores sabian hablar de eso de una manera eficaz y sugestiva: ¡¡Cuántas personas fueron llevadas a la conversión y a la confesión, por estas prédicas y reflexiones sobre las cosas últimas!!...
Se puede decir que tales prédicas,perfectamente adecuadas al contenido de la Revelación del Antiguo y del Nuevo Testamento,penetraban profundamente en el mundo íntimo del hombre.Sacudían su conciencia,le hacían caer de rodillas,le llevaban al confesonario,producían en él una profunda acción salvifica"
Desde que este Papa santo escribiera estos informes reales sobre la situación de los creyentes al inicio del siglo pasado, hasta nuestros días, la perspectiva ha cambiado bastante...pero la Iglesia de Cristo no ha evolucionado al mismo nivel...Es lo que suele decir mucha gente,también entre aquellos que se dicen creyentes...Se atreven incluso algunos,desgraciadamente,a querer cambiar el Mensaje de Cristo...Todo ello produce gran dolor al resto de la humanidad que sigue siendo fiel a Cristo y a su Mensaje,e implicandose en una Nueva Evangelización...;pero como decía san Gregorio Nacianceno (329-389),para conseguir buenos frutos:"Es preciso comenzar por purificarse;es preciso ser luz para iluminar,acercarse a Dios para acercarle a los demás,ser santificado para santificar,conducir de la mano y aconsejar con clarividencia" Todo ello muy dificil,pero no imposible con la ayuda inestimable de la Palabra de Dios recogida en las Sagradas Escrituras y la Tradición de la Iglesia. Por otra parte,tal como nos recordaba el Papa san Juan Pablo II,quizas sería conveniente de nuevo recordar el significado y valor de los Novísimos y más concretamente de la Muerte, el Juicio, el Infierno y la Gloria.El Pulgatorio también, pero a éste hay que dedicarle un espacio a parte...
La Muerte en el sentido cristiano la define así el Catecismo de la Iglesia Católica (nº 1013-1014):"La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre,del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrede para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino.Cuando ha tenido fin el -último curso de nuestra vida terrena- (Lumen Gentium 48),ya no volvemos a otras vidas terrenas.Está establecido que los hombres mueran una sóla vez (Heb 9,27). No hay -reencarnación- después de la muerte/ La Iglesia nos anima a prepararnos para después de la Muerte...,a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros,en la hora de nuestra Muerte (Avemaría) y a confiarnos a san José,patrono de la buena Muerte"
En intima relación con la Muerte se encuentra el Juicio final.En efecto,la resurrección de los muertos,de justos y de pecadores,precederá al Juicio final.En el Catecismo de la Iglesia Católica podemos leer,entre otres muchas cosas,que (nº 1038): "Esta será la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,y los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida,y los que hayan hecho el mal para la condenación (Jn 5, 28-29).Entonces Cristo vendrá -en su gloria acompañado por todos sus ángeles...Serán congregadas delante de Él todas las naciones,y el separará a unos de los otros,como el pastor separa las ovejas de las cabras.Pondrá las ovejas a su derecha,y las cabras a su izquierda...E irán estos a un castigo eterno,y los justos a una vida eterna (Mt 25, 31.32.46)"
Verdaderamente parece cosa de pensarselo bien ,antes de cometer pecado...Sin embargo el hombre en su soberbia sigue pecando y olvidando todo lo que Cristo nos dijo a este respecto.Decía san Agustín,según el Catecismo de la Iglesia (nº 1039) que:"Todo el mal que hacen los malos se registra,y ellos no lo saben.El día en que Dios no se callará (Sal 50,3) se volverá hacia los malos: Yo había colocado sobre la tierra a mis pobrecillos para vosotros. Yo, su cabeza,yo hombre en el cielo a la derecha del Padre,pero en la tierra mis miembros tenían hambre.Si hubierais dado a mis miembros algo,eso hubiera subido hasta la cabeza.Cuando coloqué a mis pobrecillos en la tierra,los constituí comisionados vuestros para llevar vuestras buenas obras a mi tesoro:Como no habéis depositado nada en sus manos,no poseéis nada de Mi" (San Agustín, serm.18,4,4)
El apóstol san Mateo nos recuerda también en su Evangelio que Jesús mencionaba con frecuencia la -gehena- o -fuego que nunca se apaga-, así sucedió por ejemplo cuando les hablaba a las gentes que le seguian de las relaciones fraternas (Mt 5, 21-22):"Habéis oído que se dijo a nuestros antepasados: No matarás;y el que mate será llevado a juicio/ Pero yo os digo que todo el que se enfade con su hermano será llevado a juicio;el que lo llame estúpido será llevado a juicio ante el Sanedrín,y el que le llame impío será condenado al fuego eterno (o fuego que nunca se apaga)".En tiempos del Señor -el fuego que nunca se apaga- o -gehena- hacía referencia al valle que corre al sur de Jerusalén,por el recuerdo de los sacrificios humanos ofrecidos en la antiguedad, al idolo de Moloc,por lo que era un lugar execrable,al cual iban a parar todas las inmundicias...Las hogeras que para eliminar esta basura ardían continuamente,eran consideradas por el pueblo judío el símbolo de la gehena o infierno. Por supuesto la Iglesia católica también nos recuerda la existencia del infierno y así lo hace en el nuevo Catecismo surgido a raiz del Concilio Ecuménico Vatican II (nº 1035):
"Las almas que mueren en estado de pecado mortal,descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte...La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para la que ha sido creado y a la que aspira" Sí, el hombre aspira (aunque en ciertas circunstancias no se de cuenta de ello) a la vida y la felidad eterna. Por eso,la Resurrección del Señor para los cristianos es nuestra esperanza,porque Jesús resucitó para que nosotros,aunque destinados a la muerte, creamos que con la muerte no pensemos que se acaba la vida.Sí, Cristo ha resucitado y nos da esa esperanza.Como nos recordaba el Papa Benedicto XVI (Los caminos de la vida interior;Ed.Chronica S.L. 2011):
"Una de las preguntas que más angustian la existencia del hombre es precisamente ésta:¿Qué hay después de la muerte? La Pascua nos permite responder a este enigma afirmando que la muerte no tiene la última palabra,porque al final es la Vida la que triunfa.Nuestra certeza no se basa en simples razonamientos humanos,sino en un dato histórico de fe: Jesucristo,crucificado y sepultado,ha resucitado con su cuerpo glorioso.Jesús ha resucitado para que también nosotros,creyendo en Él,podamos tener la vida eterna.Este anuncio está en el corazón del mensaje evangélico.
San Pablo lo afirma con fuerza:*Si Cristo no ha resucitado,nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo*. Y añade *Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida,somos los hombres más desgraciados* (1 Co 15,14-19)" . Ciertamente la resurrección no es una teoría sino una realidad historica como nos recordaba el Papa Benedicto XVI, sin embargo como sigue diciendo este extraordinario Pontífice (Ibid):" Nosotros hoy,con frecuencia,tenemos un poco de miedo de hablar de la -vida etena-. Hablamos de las cosas que son útiles para el mundo,mostramos que el cristianismo ayuda también a mejorar el mundo,pero no nos atrevemos a decir que su meta es la -vida eterna- y que de esa meta vienen luego los criterios de la vida...Debemos entender de nuevo que el cristianismo sería un -fragmento-,si no pensamos en esa meta,que queremos seguir,a la altura de Dios,(el -archegos-; Cristo el que muestra el camino), a la gloria del Hijo que nos hace hijos en el Hijo y debemos reconocer de nuevo que sólo en la gran perspectiva de la -vida eterna- el cristianismo revela todo su sentido. Debemos tener la valentía,la alegría,la gran esperanza de que la -vida eterna- existe, es la -verdadera vida-, y de esta -verdadera vida- viene la luz que ilumina también este mundo"
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