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miércoles, 15 de noviembre de 2023

EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y LA RECONCILIACIÓN **** EL SACRAMENTO DEL PERDÓN

El Sacramento de la Penitencia fue instituido por Nuestro Señor Jesucristo en un excepcional momento de su estancia entre nosotros en su primera venida a este mundo.Sucedió en efecto,que después de su Muerte y Resurrección,se pareció a sus discípulos estando ausente uno de ellos,concretamente Tomás;así relataba los hechos historicos acaecidos el apóstol san Juan (20, 19-23):"Siendo,pues,tarde aquel día,primero de la semana,y estando cerradas,por miedo a los judíos,las puertas de la casa donde estaban los apóstoles,vino Jesús,y se presentó en medio de ellos y les decía:Paz sea con vosotros/Y en diciendo esto,les mostró las manos y el costado.Se gozaron,pues,los apóstoles al ver al Señor/Díjoles,pues,otra vez:Paz sea con vosotros.Como me ha enviado el Padre,también yo os envío a vosotros/Esto dicho,sopló sobre ellos,y les dice:Recibid el Espíritu Santo/A quienes perdoneis los pecados,perdonados le son;a quienes los retuviereís,retenidos quedan"
De esta manera,según enseña el Concilio Tridentino,recogiendo la tradición de los santos Padres,el Señor instituyó principalmente el Sacramento de la Penitencia (Denz.804).Y como esta potestad no podía ejercerse arbitrariamente y sin conocimiento de causa,y debía extenderse al perdón de los pecados más secretos,de ahí la necesidad de la Confesión Sacramental.Por otra parte,el Sacramento de la Penitencia, llamado de la Reconciliación, porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia,no sólo perdona los pecados cometidos después del Bautismo sino que también devuelve la gracia divina,perdida por el pecado mortal perdonado;acrecienta la gracia santificante y nos da derecho a un gran número de gracias actuales en el momento necesario.Además de todo esto,produce en el alma del ser humano gran consuelo y le da fuerza para luchar contra las tentaciones y malos pensamientos imbuidos por el maligno.En efecto,tal como podemos leer en el Catecismo de la Iglesia Católica escrito en aplicación del Concilio Vaticano II (nº1446):
"Cristo instituyo el Sacramento de la Penitencia (también llamado del Perdón),en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia,ante todo para los que,después del Bautismo,hayan caído en pecado grave y así hayan perdido la gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial.El Sacramento de la Penitencia ofrece a estos una nueva posibilidad de convertirse y recuperar la gracia de la justificación.Los Padres de la Iglesia presentan este Sacramento como -la segunda tabla (de salvación)- después de un naufragio,que es la perdida de la gracia (Tertuliano,paen.4,2 ;Concilio de Trento:DS 1542)"
Hermosa y preclara comparación que nos hace reflexionar sobre la gravedad del pecado,especialmente si éste es mortal,es decir ataca a lo más profundo del ser humano...Por eso,para que aquellas personas que hayan cometido un pecado de esta naturaleza,está la tabla de salvación;pueden acudir a recibir este Sacramento realizando una buena Confesión,lo que significa que deben hacerla con -dolor y detestación- de los pecados cometidos y además con el proposito firme de no volver a cometerlos de nuevo...De otra forma,si no fuera así, de nada serviaría la Confesión porque aunque borre el pecado de momento,pues el confesor ignora el pensamiento de la persona,el pecado sigue presente en el corazón de ésta y por tanto,no debería recibir el Sacramento de la Comunión.Por otra parte,después de la Confesión,los penitentes están obligados a cumplir la satisfacción o penitencia que les hubiere impuesto el confesor;el incumplimiento de la penitencia es una falta grave...Sí,porque como sigue enseñandonos el Catecismo de la Iglesia Católica (nº1459 y nº1460):"Muchos pecados causan daño al prójimo.Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo restituir las cosas robadas,restablecer la reputación del que ha sido calumniado,compensar las heridas).
Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo,así como sus relaciones con Dios y con el prójimo.La absolución quita el pecado,pero no remedía todo el desórden que el pecado causó (Concilio de Trento DS 1712).Liberado del pecado,el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual.Por tanto,debe hacer algo más para reparar sus pecados:Debe sastifacer de manera apropiada o expiar,sus pecados.Esta satifacción se llama también penitencia//La penitencia que el confesor impone debe tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su bien espiritual.Debe corresponder todo lo posible a la gravedad y a la naturaleza de los pecados cometidos...Tales penitencias ayudan a configurarnos con Cristo que,el Unico,expió nuestros pecados (Rm 3,25; 1Jn 2,1-2)una vez por todas...
Y puesto que Cristo confió a sus Apóstoles el Ministerio de la Reconciliación (ó del Perdón) (Jn 20,23), leemos también en el Catecismo de la Iglesia Católica (nº1461) que:"Los Obispos sus sucesores,y los Presbiteros,colaboradores de los Obispos,continuan ejerciendo este Ministerio.En efecto,los Obispos y los Presbiteros,en virtud del Sacramento del Orden,tienen el poder de perdonar todos los pecados *en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo*". Finalmente,sería bueno recordar a este respecto que el pecado menoscaba o rompe la comunión fraterna y el Sacramento del Perdón la restaura o repara y por tanto (C.I.Católica nº 1469):"Restablecido o afirmado en la comunión de los santos,el pecador es fortalecido por el intercambio de bienes espirituales entre todos los miembros vivos del Cuerpo de Cristo (su Iglesia),estén todavía en situación de peregrinos o ya en la Patria Celestial (LG 48-50)"