El 7 de Abril del presente año (2024),la Iglesia Católica celebra un vez más el segundo domingo de Pascua denominado -domingo in albis- y también de -la Divina Misericordia-. Se dice que este domingo es -in albis- en recuerdo de los neófitos (aquellos que habían recibido el Bautismo en la vigilia de Pascua),los cuales se despojaban de sus blancas túnicas tras alcanzar su nueva dignidad de hijos de Dios...
En tiempos pasados la Santa Misa se celebraba en la Iglesia de San Pancracio,el niño de doce años que durante la persecución de los cristianos
decretada por el emperador Diocleciano(S.IV),sello con su sangre las promesas del Bautismo. La persecución de Diocleciano fue la última pero seguramente la más dura y sangrienta de todas las realizadas por los emperadores romanos.San Pancracio es considerado el santo de los pobres y afligidos.Por otra parte,este domingo también se llama de la -Divina Misericodia- en reuerdo del Papa San Juan Pablo II el cual decía un 22 de Abril de 2001,durante la Celebración Eucarística de este día:"Hagamos nuestra la exclamación salmista,que hemos cantado en el Salmo responsorial:-La misericordia del Señor es eterna- .Para comprender a fondo la verdad de estas palabras,dejemos que la liturgia nos guíe al corazón del acontecimiento salvífico,que une la Muerte y la Resurrección de Cristo a nuestra existencia y a la historia del mundo.
Este prodigio de misericordia ha cambiado radicalmente el destino de la humanidad.Es un prodigio en el que se manifiesta plenamente el amor del Padre,el cual,con vistas a nuestra redención,no se arredra ni siquiera ante el sacrificio de su Hijo unigénito.Tanto los creyentes como los no creyentes pueden admirar en Cristo humillado y sufriente una solidaridad sorprendente,que lo une a nuestra condición humana más allá de cualquier medida imaginable.La Cruz,incluso después de la Resurrección del Hijo de Dios,*habla y no cesa nunca de decir que Dios-Padre es absolutamente fiel a su eterno amor por el hombre...Creer en ese amor significa creer en la misericordia*
Tradicionalmente el Evangelio de la Santa Misa de este día ofrece un gran apoyo a nuestra fe,pues trata del relato de una nueva aparición del Señor a sus Apóstoles,en este caso, ausente uno de ellos,concretamente Tomás.Así contaba san Juan los hechos historicos acaecidos (Jn 20,19-
31):"Siendo,pues,tarde aquel día,primero de la semana,y estando cerradas las puertas,por miedo a los judios,vino Jesús y se presentó en medio de ellos y les dice:*Paz sea con vosotros*/ Y en diciendo esto,les mostró las manos y el costado. Se gozaron,pues,los discípulos al ver al Señor/ Díjoles,pues,otra vez:*Paz sea con vosotros* Como me ha enviado el Padre,también yo os envio a vosotros/ Esto dicho,sopló sobre ellos,y les dice:*Recibid el Espíritu Santo/ A quienes perdonareís los pecados,perdonados son;a quienes los retuviereís,retenidos quedan"
Dice el Papa a este respecto(Ibid):"Revivamos este momentos con gran intensidad espiritual.También a nosotros el Señor nos muestra hoy sus llagas gloriosas y su corazón,manantial inagotable de luz y verdad,de amor y de perdón.¡El Corazón de Cristo! ha dado a todos los hombres:La redención,la salvación y la santificación.De este Corazón rebosante de ternura,santa Faustina Kowalska vio salir dos haces de luz que iluminaban el mundo.*Los dos rayos,como le dijo el mismo Jesús,representan la sangre y el agua*...La sangre evoca el sacrificio del Gólgota y el misterio de la Eucaristía;el agua,según la rica simbología de San Juan,alude al Bautismo y al don del Espíritu Santo (Jn 3,5; 4,14).
A través del corazón herido,no cesa de difundirse también entre los hombres y las mujeres de nuestra época el flujo restaurador del amor misericordioso de Dios.Quien aspira a la felicidad aténtica y duradera,sólo en Él puede encontrar su secreto"
El Señor sopló sobre sus discípulos:simbolo expresivo del Espíritu Santo que iba a comunicarles,comunicación por otra parte,ordenada a la potestad de perdonar los pecados;todavía no es la plenaría efusión de Pentecostés,pero con estas palabras del Señor,según el Concilio de Trento,recogiendo la Tradición de los Santos Padres:*El Señor instituyo el Sacramento de la Penitencia*.Por otra parte,como esta potestad no podía ejercerse arbitrariamente y sin conocimiento de causa,y debía extenderse al perdón de los pecados más secretos,de ahí la necesidad de la Confesión Sacramental.Este signo visible de la misericordia de Dios conlleva,tras la confesión bien realizada,la paz del corazón y la alegría del reencuentro con Dios.
*Jesús en ti confío* según el Papa San Juan Pablo II, esta jaculatoria ,que rezan muchos devotos,expresa muy bien la actitud con la que los hombres y mujeres debemos abandonarnos con confianza en los brazos de Cristo.Así mismo, la Virgen María,Madre de Misericordia nos ayuda con su intercesión ante su Hijo querido.Por eso,el Papa nos aconseja que recemos esta oración a la Virgen (ibid):"María,Madre de misericordia,haz que mantengamos siempre viva esta confianza en tu Hijo,nuestro Redentor...Fijando nuestra debil mirada en el rostro del Salvador divino,queremos repetir contigo (santa Faustina):*Jesús en ti confio*.Hoy y siempre.Amén"
