*LA IGLESIA CATÓLICA Y EL
FEMINISMO (III) (20/11/16)
*LA PACIENCIA: UNA OBRA DE
MISERICORDIA ESPIRITUAL Y UN FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO (2ª Parte) (1/12/16)
*LOS CRISTIANOS NECESITAN TENER
LA GRAN ESPERANZA (4/12/16)
*JESÚS Y EL RETO DE LA
EVANGELIZACIÓN: SIGLO XI (1ª Parte) (14/12/16)
Traducción aprobada por la
Conferencia Episcopal Española
CARTA
A LOS ROMANOS (Primera Parte)
(Comentarios a la Carta)
Roma era el centro del mundo.
Casi un millón de personas de todo tipo componían la población de la capital
del imperio. Entrar en contacto con Roma fue para san Pablo como una obsesión.
La carta que escribió a los cristianos de Roma constituyó en su día una especie
de hito en su tarea evangelizadora y ha constituido, después, en la historia de
la Iglesia un punto de referencia permanente en las tareas teológicas.
-(1) LOS CRISTIANOS DE ROMA Y
PABLO
Cuatro años después, el apóstol
Pablo se dirige a la comunidad mediante una carta. Quiere representar a ella y
solicitar su acogida cuando visite aquella Iglesia no fundada por él. Pero
también desea explicarles, con cierta amplitud, las ideas centrales de su
predicación.
-(2) LA CARTA Y SUS PECULIARIDADES
La organización de la carta es
sencilla
-Introducción (Rom 1 1-15)
-Sección teórica (Rom 1 16-11 36)
-Parte exhortativa (Rom 12 1-15
13)
-Conclusión (Rom 15 14-16 27)
-(3) JESÚS ES LA FUERZA SALVADORA
DE DIOS
Después de anunciar tantas veces
el evangelio, Pablo se queda con muy pocas cosas fundamentales. Sin duda, Jesús
es el centro, la fuerza liberadora para todos los que lo acogen con fe.
Es cierto que toda criatura sufre
el poder esclavizante y destructor del pecado; pero no es menos cierto que Dios
Padre se ha compadecido de los hombres y les ha entregado a su Hijo, a Jesús
muerto en cruz, para ofrecer la salvación plena.
La buena noticia, provoca en los
oyentes un proceso de liberación que desemboca necesariamente en una nueva
vida. La fe convencida origina una moral dinámica, de exigencias concretas, en
constante progreso y en incesante combate.
CARTA A LOS
ROMANOS: INTRODUCCION
(I)- SALUDO Y PROFESIÓN DE FE (1,
1-7)
1-Soy Pablo, siervo de Cristo
Jesús, elegido como apóstol y destinado a proclamar el evangelio que Dios /
había prometido por medio de sus profetas en las Escrituras santas. / Este
evangelio se refiere a su Hijo, nacido, en cuanto hombre, de la estirpe de
David / y constituido por su resurrección de entre los muertos Hijo poderoso de
Dios según el espíritu santificador: Jesucristo, Señor nuestro, / por quien he
recibido la gracia de ser apóstol, a fin de que para su gloria, respondan a la
fe de todas las naciones, / entre las cuales también estáis vosotros que habéis
sido elegidos por Jesucristo. / A todos los que estáis en Roma y habéis sido
elegidos amorosamente por Dios para constituir su pueblo, gracia y paz de parte
de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor.
*PROYECTOS DE PABLO PARA VISITAR
ROMA (1, 8-15)
Ante todo, doy gracias a mi Dios
por vosotros mediante Jesucristo, porque todo el mundo se hace lenguas de
vuestra fe. / Dios, a quien rindo culto de todo corazón anunciando el evangelio
de su Hijo, es testigo de que os recuerdo sin cesar. / Continuamente pido a
Dios que me conceda ir a visitaros. / Deseo ardientemente veros, para
comunicaros algún don espiritual que os fortalezca; / o más bien para
confortarnos mutuamente en la fe común, la vuestra y la mía. / Debéis saber,
hermanos, que he intentado muchas veces ir a visitaros, pero hasta el presente
me lo han impedido. Pretendía recoger algún fruto también entre vosotros, lo
mismo que en los demás pueblos. / Y es que me debo por igual a civilizados y a
no civilizados, a sabios y a ignorantes. Así que, por lo que a mí toca, estoy
pronto a anunciaros el evangelio también a vosotros, los que estáis en Roma.
1.
LA SALVACIÓN CRISTIANA
TEMA CENTRAL:
*EL PODER SALVADOR DEL EVANGELIO
(1, 16-17)
Pues no me avergüenzo del
evangelio, que es fuerza de Dios para que se salve todo el que cree, tanto si
es judío como si no lo es. / Porque en él, se manifiesta la fuerza salvadora de
Dios a través de una fe en continuo crecimiento, como dice la Escritura: Quien
alcance la salvación por la fe, ese vivirá.
SALVACIÓN Y FE:
*LA HUMANIDAD CULPABLE (1, 18-32)
En efecto, la ira de Dios se
manifiesta desde el cielo contra la impiedad e injusticia de aquellos hombres
que obstaculizan injustamente la verdad. / Pues lo que se puede conocer de
Dios, lo tienen claro ante sus ojos, por cuanto Dios se lo ha revelado. / Y es que lo invisible de
Dios, su eterno poder y su divinidad, se ha hecho visible desde la creación del
mundo, a través de las cosas creadas. Así que no tienen excusa, / porque,
habiendo conocido a Dios, no lo han glorificado, ni le han dado gracias, sino
que han puesto sus pensamientos en cosas sin valor y se ha oscurecido su
insensato corazón. / Alardeando de sabios, se han hecho necios / y han trocado
la gloria del Dios incorruptible por representaciones de hombres corruptibles,
e incluso de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. / Por eso Dios los ha entregado,
siguiendo el impulso de sus apetitos, a una impureza tal que degrada sus
propios cuerpos. / Es la consecuencia de haber cambiado la verdad de Dios por
la mentira, y de haber adorado y dado culto a la criatura en lugar de al
Creador, que es bendito por siempre, Amén. / Así pues, Dios los ha entregado a
pasiones vergonzosas. Sus mujeres han cambiado las relaciones naturales del
sexo por usos antinaturales; / e igualmente hombres, dejando la relación
natural con la mujer, se han abrasado en deseos de unos por otros. Hombres con
hombres comenten acciones ignominiosas y reciben en su propio cuerpo el pago
merecido por su extravío. / Y por haber rechazado el verdadero conocimiento de
Dios, Dios los ha dejado a merced de su depravada mente, que los impulsa a hacer
lo que no deben. / Están llenos de injusticia, malicia, codicia y perversidad;
son envidiosos, homicidas, camorristas, mentirosos, malintencionados,
chismosos, / calumniadores, impíos, insolentes, soberbios, fanfarrones,
inventores de maldades, rebeldes a sus padres, / inconsiderados, desleales,
desamorados y despiadados. / Conocen bien el decreto de Dios según el cual los
que cometen tales acciones son dignos de muerte, pero no contentos con
hacerlas, aplauden incluso a los que las cometen.
(II) TODOS BAJO
EL JUICIO DE DIOS (2, 1-11)
1-Por tanto, no tienes excusa tú,
quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues juzgando a otros tú mismo
te condenas, ya que haces lo mismo que condenas. / Y sabemos que el juicio de
Dios es riguroso contra quienes hacen tales cosas. / Y tú que condenas a los
que hacen las mismas cosas que tú haces ¿piensas que escaparás al castigo de
Dios? / ¿Desprecias acaso la inmensa bondad de Dios, su paciencia y su
generosidad, ignorando que es la bondad de Dios la que te invita al
arrepentimiento? / Por el endurecimiento y la impenitencia de tu corazón estás
atesorando ira para el día de la ira, cuando Dios se manifieste como justo juez
/ y dé a cada uno según su merecido: / a los que perseverando en la práctica del
bien buscan gloria, honor e inmortalidad, les dará vida eterna; / pero los que
por egoísmo rechazaron la verdad y se abrazaron a la injusticia, tendrán un
castigo implacable. / Tribulación y angustia para los que no lo son; / gloria,
honor y paz para los que hacen el bien; para los judíos, desde luego, pero
también para quienes no lo son, / pues en Dios no hay lugar a favoritismos.
*TAMBIÉN LOS JUDÍOS SON CULPABLES
(2, 12-24)
En efecto, todo el que haya
pecado sin estar bajo la ley, también perecerá sin que intervenga la ley; y
todo el que haya pecado estando bajo la ley, será juzgado por esa ley. / Porque
no salvará Dios a los que simplemente escuchan la ley, sino a aquellos que la
cumplen. / Y es que cuando los paganos que no están bajo la ley, cumplen lo que
atañe a la ley por inclinación natural, aunque no tengan ley, se constituyen en
ley para sí mismos. / Llevan los preceptos de la ley escritos en su corazón,
como lo atestigua su conciencia y también sus propios razonamientos que los
acusarán o defenderán / en el día en que Dios juzgue las cosas ocultas de los
hombres por medio de Jesucristo y conforme al evangelio que yo anuncio. / ¿Y
qué decir de ti? Presumes de judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios. /
Te precias de conocer su voluntad e, instruido por la ley, sabes discernir lo
que es bueno. / Te jactas de ser guía de ciegos, luz de los que están en
tinieblas, / educador de ignorantes, maestro de analfabetos, y crees poseer en
la ley la clave del conocimiento y de la verdad. / Pues bien, tú que enseñas a
otros, ¿Por qué no te enseñas a ti mismo? Tú que proclamas que no se debe
robar, ¿por qué robas? / Tú que condenas el adulterio, ¿por qué cometes
adulterio? Tú que reniegas de los ídolos, ¿por qué deshonras a Dios al no
cumplirla? / Pues como dice la Escritura: Por vuestra culpa el nombre de Dios
es ultrajado entre los paganos.