-CRISTO IMAGEN DE DIOS INVISIBLE
(1/3/2019)
-EL HOMBRE Y LA MUJER SON IMAGEN
Y SEMEJANZA DE DIOS (9/3/2019)
-LA CUARESMA: CAMINO DE AUTÉNTICA
CONVERSION (15/3/2019)
-JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, HOY
Y SIEMPRE (19/3/2019)
-LA IGLESIA DEBE CONTINUAR HASTA
EL FINAL DE LOS SIGLOS LA OBRA EVANGELIZADORA DEL SALVADOR (31/3/2019)
SALMO 33 (32)
IMNO AL DIOS FUERTE Y BUENO
“Aclamad, justos, al Señor, que merece
la alabanza de los buenos / Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su
honor el arpa de diez cuerdas / cantadle
un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones / Que la palabra del Señor
es sincera, y todas sus acciones son leales / él ama la justicia y el derecho, y su
misericordia llena la tierra / La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento
de su boca, sus ejércitos / encierra en
un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano / Tema al Señor la
tierra entera, tiemblen ante Él los habitantes del orbe / porque Él lo dijo y existió; él lo mandó y
todo fue creado / El señor deshace los planes de las naciones, frustra los
proyectos de los pueblos pero el plan del señor subsiste por siempre / los proyectos de su corazón, de edad en edad /
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se escogió como heredad / El Señor mira desde el cielo, se fija
en todos los hombres / Desde su morada
observa a todos los habitantes de la tierra / el modeló cada corazón, y comprende todas sus
acciones / No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su
mucha fuerza / nada valen sus caballos
para la victoria, ni por su gran ejército se salvan / Los ojos del Señor están
puestos en quién le teme, en los que esperan su misericordia / para librar sus vidas de la muerte y
reanimarlos en tiempos de hambre / Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro
auxilio y escudo / con Él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre
confiamos / Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos
de ti”
SALMO 35 (34)
ORACIÓN ANTE LOS TESTIGOS FALSOS
De David. Pelea ,Señor, contra
los que me atacan, guerrea contra los que me hacen guerra / empuña el escudo y
la adarga, levántate y ven en mi auxilio / blande la lanza y la pica contra mis
perseguidores; di a mi alma:(Yo soy tu salvación) / Sean confundido y
avergonzado los que atacan contra mi vida; retrocedan y sean humillados quienes
traman mi derrota / sean como tamo al viento, acosados por el ángel del Señor /
sea su camino oscuro y resbaladizo, perseguidos por el ángel del Señor / Pues
sin motivo me escondían redes, sin motivo me abrían zanjas mortales / ¡Que les
sorprenda el desastre imprevisto, que se enreden en la red que escondieron, y
caiga dentro de la fosa / Y yo me alegraré con el Señor, gozando de su
salvación / todo mi ser proclamará: <Señor ¿Quién como tú, que defiendes al
débil del poderoso, al pobre y humilde del explotador?> / Se presentaban
testigos violentos: me acusaban de cosas que ni sabía / me pagaban mal por bien,
dejándome desamparado / Yo, en cambio cuando estaban enfermos, me vestía de
saco, me mortificaba con ayunos, y desde dentro repetía mi oración / Como por
un amigo o como por un hermano, andaba triste; cabizbajo y sombrío, como quien
llora a su madre / Pero, cuando yo tropecé, se alegraron, se juntaron contra
mí, y me golpearon por sorpresa; me laceraban sin cesar / Cruelmente se
burlaban de mí, rechinando los dientes del odio / Señor, ¿Cuándo vas a mirarlo?
Defiende mi vida de los que rugen; mi único bien de los leones / y te daré
gracias en la gran asamblea, te alabaré entre la multitud del pueblo / Que no
canten victoria mis enemigos traidores, que no hagan guiños a mi costa, los que
me odian sin razón / Pues no hablan de paz, y contra los pacíficos de la tierra
traman planes siniestros / Abren sus fauces contra mí y se ríen: <Lo han
visto nuestros ojos> / Señor, tú lo has visto, no te calles; Señor, no te
quedes a la distancia / despierta, levántate, Dios mío; Señor mí, defiende mi
causa / Júzgame según tú justicia, Señor, Dios mío, y no se retiran de mí / No
pensarán: < ¡Qué bien! ¡Lo que queríamos!>, ni dirán:< ¡Lo hemos
devorado!> / Sean avergonzados y confundidos a una los que se alegran de mi
desgracia, cúbranse de vergüenza y de ignominia quienes se engríen a mi costa /
Canten y se alegren los que desean mi justicia, repitan siempre: <Grande es
el Señor, que desea la paz de su siervo> / Mi lengua anunciará tu justicia, todos
los día te alabará”
SALMO 49 (48)
INCONSISTENCIA DEL HOMBRE
“Al Director: Salmo de los hijos
de Coré / Oíd esto, todas las naciones; escuchadlo, habitantes del orbe / plebeyos
nobles, ricos y pobres / Mi boca hablará sabiamente, mi corazón meditará con
prudencia / prestaré oído al proverbio y propondré mi problema al son de la cítara
/ ¿Por qué habré de temer los días aciagos, / cuando me cerquen y me acechen los
malvados / que confían en su opulencia y se jactan de sus inmensas riquezas / si
nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate? / Es tan caro el rescate de la
vida, que nunca les bastará / para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa / Mirad:
los sabios mueren, lo mismo que perecen los ignorantes y necios, y legan sus
riquezas a extraños / El sepulcro es su morada perpetua y su casa de edad en
edad, aunque hayan dado nombre a países / El hombre no perdura en la opulencia,
es semejante a las bestias, que perecen / Éste es el camino de los confiados, el
destino de los hombres satisfechos: (Pausa)/
Son un rebaño para el abismo, la
muerte es su pastor, y bajan derechos a la tumba; se desvanece su figura, y el
abismo es su casa / Pero a mí, Dios me salva, me arranca de las garras del
abismo. (Pausa)/
No te preocupes si se enriquece un
hombre y aumente el fasto de su casa / cuando muera no llevará nada, su fasto
no bajará con él / Aunque en vida se felicitaba: <Ponderan lo bien que lo
pasas> / irá a reunirse con la generación de sus padres, que no verán nunca
la luz / El hombre rico e inconsciente es semejante a las bestias, que perecen”