Translate

Translate

sábado, 26 de marzo de 2016

¿LA SABANA SANTA CONTIENE EL TESTIMONIO DE LA PASION, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESÚS?


 
 
 
 



Es una pregunta que muchos hombres y mujeres, científicos o no, se han hecho, después de novecientos años de silencio sobre su existencia. Este periodo de desaparición o de ocultamiento de la Síndone (Sabana Santa) es la etapa más difícil de entender de la historia de este documento vital que podría confirmar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, el Hijo de Dios. El desconocimiento del paradero de la Síndone durante casi novecientos años se rompió definitivamente probablemente hacia finales del año 1977. Más concretamente, en el año 1978 en Turín se celebró el II Congrego Internacional sobre la Sabana Santa y en él quedaron aclaradas las claves  de una gran parte de este enigma. Además, las investigaciones realizadas por  STURP (Shroud of Turín Research Corporation)  en 1978 demostraron científicamente que la Síndone era autentica y pertenecía al periodo de tiempo en que Jesús murió.




¿Pero cómo se ha manifestado la Iglesia de Cristo frente a esta posible huella material, fotográfica, de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús?  

Benedicto XVI después de una visita a Turín (2010), para asistir a la tradicional exposición de la Sabana Santa, dijo  durante las celebraciones del Sábado Santo:

“Se puede decir que la Sábana Santa es el Icono de este misterio, Icono del Sábado Santo. De hecho, es una tela de sepulcro, que ha envuelto el cuerpo de un hombre crucificado, y que corresponde en todo a lo que nos dicen los Evangelios sobre Jesús, quien crucificado hacia medio día, expiró a eso de las tres de la tarde”
Más adelante, el Papa, en esta misma meditación, sigue diciendo:

“Jesús permaneció en el sepulcro hasta el alba del día después del sábado, y la Sabana Santa de Turín nos ofrece una imagen de cómo era su cuerpo en la tumba durante ese tiempo, que cronológicamente fue breve (en torno  un día y medio), pero con un valor y un significado intenso e infinito”.

 


Por su parte, el Papa San Juan Pablo II, en 1989, poco después de que la revista “Nature”, publicara el informe, que tanto revuelo causo en su día, sobre la fecha de origen de la Sabana Santa, utilizando el método del Carbono- 14, dijo lo siguiente:
“Yo creo que es una reliquia. Pero la Iglesia nunca se ha pronunciado en este sentido. Siempre dejó la cuestión abierta a todas aquellos que quieran demostrar su autenticidad”.

 

 
 
Realmente tras el tiempo transcurrido, desde los  estudios llevados a cabo, por científicos, con carbono radiactivo, no se ha podido demostrar que la prueba fuera concluyente, y que pudiera servir para negar la autenticidad de la Sabana Santa, tal como ha sucedido con otros tipos de objetos antiguos, analizados con esta misma técnica, los cuales condujeron, en muchas ocasiones,  a errores increíbles.



Además, en el caso de  la Sindone de Turín, no se tuvieron en cuenta muchas circunstancias adversas a su conservación, como por ejemplo, la posible contaminación del lienzo con sustancias extrañas, después de tantos siglos pasados, en los cuales estuvo sometido a terribles acontecimientos, y contaminaciones, como por ejemplo incendios, lavados con productos corrosivos, largas exposiciones al sol,  y un largo  etc.
De hecho, el propio descubridor del método de análisis con Carbono-14, Libby (Premio Nobel), declaró en su día lo siguiente:

“No puede aplicarse la prueba Carbono-14 a la Síndone de Turín. Los resultados necesariamente serían falsos”

Hay que tener en cuenta que, aunque el Papa San Juan Pablo II solo da el reconocimiento de reliquia a la Sindone, a título personal, esto debería hacernos reflexionar seriamente sobre este tema, ya que él visitó en varias ocasiones Turín para rezar ante la Sabana Santa, prueba inequívoca de que creía estar ante el lienzo, que cubriera el cuerpo del Señor, cuando después de sufrir Pasión y Muerte, Resucito de entre los muertos.




“La huella del cuerpo martirizado del crucificado,  que atestigua la tremenda capacidad del hombre de procurar dolor y muerte a sus semejantes, se alza como el Icono del sufrimiento del Inocente de todos los tiempos” (Juan Pablo II ; Ibid)

Así mismo, el Papa Juan Pablo II, advirtió también, que lo único que realmente debería contar para los creyentes, es que la Sindone es espejo del Evangelio y que todo hombre sensible debe sentirse interiormente afectado y conmovido al contemplarla.

 



Un pensamiento compartido por su sucesor en la silla de Pedro,  Benedicto XVI, el cual  ante la Sábana Santa de Turín se pronunció también en los términos siguientes:
“La Sabana Santa es un icono escrito con sangre.

Sangre de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado y herido en el costado derecho. La imagen impresa en la Sabana Santa es la de un muerto, pero la sangre habla de vida. Cada trazo de sangre habla de amor y de vida. Especialmente esa gran mancha cercana al costado, hecha de la sangre y el agua manadas copiosamente de una gran herida provocada por una lanza romana, esa sangre y esa agua hablan de vida.
Es como un manantial que murmura en el silencio y nosotros podemos oírlo, podemos escucharlo, en el silencio del Sábado Santo”.

Después de estos bellos testimonios de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, renace en nosotros la creencia absoluta de que Jesús era el Hijo de Dios. Por ello percibimos con dolor el reproche que Jesucristo hizo a los hombres de su tiempo y que por extensión podemos aplicar a los hombres de todos los tiempos, especialmente a aquellos que se han negado a creer  en su Pasión, Muerte y Resurrección  (Jn 10, 37-38):

"Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis /  pero si las hago,  creed en las obras, aunque no me creáis a mí, para que conozcáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre"

 
 

 

Jesús a través de su “Pasión, Muerte y Resurrección”, demostró cuanto nos amaba y por eso su Iglesia celebra con regocijo el día del <Santísimo nombre de Jesús>
Esta es una fiesta que como otras muchas han ido perdiendo relevancia a lo largo de los siglos y que en la actualidad  está algo abandonada.

El nombre <Jesús>,  significa “Salvador”, por ello, la liturgia de su fiesta, pondera la eficacia de este significado y celebra la gloria que va unida a Él.
El dulcísimo  nombre de Jesús esté siempre en nuestros labios y en nuestro corazón porque, Él es nuestro Padre y nuestro Redentor (F. Justo Pérez de Urbel) 





"Nombre verdaderamente divino, que solo Dios puede imponer al Salvador del mundo / Nombre venerable, que hace doblar la rodilla a todas las grandezas de la tierra / Nombre sacrosanto, que pone en fuga a los espíritus diabólicos / Nombre omnipotente, en cuya virtud se han obrado los mejores milagros / Nombre salutífero, de quien reciben en cierto modo toda eficacia los Sacramentos de la   Nueva Ley / Nombre propicio, pues todo lo puede con Dios, y por respeto al nombre Jesús oye benigno nuestras oraciones / Nombre glorioso, extendido por el celo de sus Apóstoles a todos los gentiles y a todos los reyes  de la tierra /


Nombre augusto, cuya confesión los santos mártires (p.j. san Esteban) se glorían en sufrir cruelísimos martirios / Nombre, en fin, incomparable pues no hay otro debajo, del Cielo en cuya virtud podamos Salvarnos / Alabémosle, pues, y bendigámosle en todo tiempo" (Oración obtenida del <Santoral @magnificat. Ca>) 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario