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domingo, 2 de febrero de 2020

JESÚS DIJO (XLIV): TRABAJOS PUBLICADOS EN MRM.MARUS


 
 
 
 
 
 
-EL RETO DE LA EVANGELIZACION: SGLO XVII (1ª Parte) (3/4/2019)

 

-EL RETO DE LA EVANGELIZACION: SIGLO XVII (2ª Parte) (6/4/2019)

 

-JESÚS DIJO (XXXVIII): TRABAJOS PUBLICADOS EN MRM.MARUS (13/4/2019)

 

-EL AUGUSTO SACRAMENTO DEL ALTAR: LA EUCARISTIA (1ª Parte) (19/4/2019)

 

-EL AUGUSTO SACRMENTO DEL ALTAR: LA EUCARISTIA (2ª Parte) (1/5/2019)

 

 

 
BIBLIA DE NAVARRA EDICIÓN POPULAR (Ediciones Universidad de Navarra S. A. Pamplona-España)

 

 
PRIMERA CARTA DE SAN JUAN

 

I. LA UNIÓN CON DIOS  

 
*DIOS ES LUZ (1.5)



Éste es el mensaje que le hemos oído y que os anunciamos: <Dios es luz> y no hay en Él tinieblas de ninguna clase.

 

*CAMINAR EN LA LUZ, RECHAZAR EL PECADO (1, 6-10)

 
Si decimos que estamos en comunión con Él y sin embargo caminamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. / En cambio, si caminamos en la luz, del mismo modo que Él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. / Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. / Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda iniquidad. / Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

 

*(2,1-2)

 
Hijos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo, el Justo. / Él es la víctima propiciatoria por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.



*CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS (2, 3-11)

 
En esto sabemos que le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. / Quien dice: <Yo le conozco>, pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y en ése no está la verdad. / En cambio, quien guarda su palabra, en ése el amor de Dios ha alcanzado verdaderamente su perfección. En esto sabemos que estamos en Él. / Quien dice que permanece en Dios, debe caminar como él caminó. / Queridísimos: no os escribo un mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. / y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que se verifica en él y en vosotros, porque las tinieblas van desapareciendo y brilla ya la luz verdadera. / A Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está todavía en las tinieblas. / Quien ama a su hermano permanece en la luz y no corre peligro de tropezar. / En cambio, quien aborrece a su hermano está en las tinieblas y camina por ellas, sin saber adónde va, porque las tinieblas le ha cegado los ojos.

 

*CONFIANZA EN LOS FIELES (2, 12-14)

 

Os escribo a vosotros, hijos, porque por su nombre se os han perdonado los pecados. / Os escribo a vosotros, padres, porque habéis conocido al que existe desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. / Os he escrito a vosotros, niños, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que existe desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno.

 

*GUARDARSE DEL MUNDO (2, 15-17)

 

No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. / Porque todo lo que hay en el mundo – la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la arrogancia de los bienes terrenos – no precede del Padre, sino del mundo. / Y el mundo es pasajero, y también sus concupiscencias; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.

 

*PERMANECER EN LA VERDAD, FRENTE A LOS HEREJES (2, 18-29)

 

Hijitos, en la última hora. Habéis oído que tiene que venir el Anticristo: pues bien, ya han aparecido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la última hora. / Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Porque si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros. / En cuanto a vosotros, tenéis la unción del Santo; y todos estáis instruidos. / No os escribo porque ignoréis la verdad, sino porque lo conocéis y sabéis que ninguna mentira proviene de la verdad. / ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. / Todo el que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. / Vosotros procurad que lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también  vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. / Y ésta es la promesa que él nos hizo: la vida eterna. / Os escribo esto a propósito de los que pretenden engañaros. / En cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de él permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Es más, tal como su unción – que es verdadera y no engaña – os enseña acerca de todas las cosas, permaneced en él, del mismo modo que os enseñó. / Y ahora, hijos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no quedemos avergonzados lejos de él, en su venida. / Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

 

II. LA FILIACIÓN DIVINA



*SOMOS HIJOS DE DIOS (3, 1-2)

 

Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. / Queridísimos: ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es.

 

*EL QUE HA NACIDO DE DIOS NO PECA (3, 3-10)

 

Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica para ser como él, que es puro. / Todo el que comete pecado comete una iniquidad, pues el pecado es iniquidad. / Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado. / Todo el que permanece en él no peca. En cambio, el que peca no le ha visto ni le ha conocido. Hijos: que nadie os engañe. El que obra la justicia es justo, como él es justo. / El que comete pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no peca, porque el germen divino permanece en él; no puede pecar porque ha nacido de Dios. / En esto se distinguen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.

 

*PRÁCTICA DE LA CARIDAD FRATERNA (3, 11-24)

 

Porque el mensaje que habéis escuchado desde el principio es éste: que nos amemos unos a otros. / No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. ¿Y por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. / No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. / Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. / Todo el que aborrece a su hermano es un homicida; y sabéis que ningún homicida tiene en sí la vida eterna. / En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. / Si alguno posee bienes de este mundo y, viendo que su hermano padece necesidad, le cierra su corazón, ¿como puede permanecer en él el amor a Dios? / Hijos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obras de verdad. / En esto conoceremos que somos de la verdad, y en su presencia tranquilizaremos nuestro corazón, / aunque el corazón nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todo. / Queridísimos: si el corazón no nos acusa, tenemos plena confianza ante Dios / y recibiremos de Él cuanto pidamos, porque guardamos sus mandamientos y hacemos los que es grato a sus ojos. / Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, conforme al mandamiento que nos dio. / El que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; y por esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.

 

 III. LA FE EN JESUCRISTO Y EL AMOR FRATERNO



*FE EN JESUCRISTO, FRENTE A LOS FALSOS PROFETAS (4, 1-6)

 
Queridísimos no creáis a cualquier espíritu, sino averiguad si los espíritus son de Dios, porque han aparecido muchos falsos profetas en el mundo. / En esto conocéis el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne, es de Dios / y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios. Ese es el espíritu del Anticristo, de quien habéis oído que va a venir, y ya está en el mundo. / Vosotros, hijos, sois de Dios y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según del mundo, y el mundo los escucha. / Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; el que no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

 

*DIOS ES AMOR: LA CARIDAD FRATERNA, SEÑAL DE LOS CRISTIANOS (4, 7-16)


Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios. / El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. / En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida / En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. / Queridísimos: si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. / A Dios nadie la ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor alcanza en nosotros su perfección. / En esto conocemos que permanecemos en Él, y Él en nosotros: en que nos ha hecho participar de su Espíritu. / Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. / Si alguien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios, / Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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