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domingo, 16 de mayo de 2021

CUARENTA DÍAS DESPUES DE LA RESURRECCIÓN

Decía el Papa Bendicto XVI un domingo 20 de mayo de 2012:"Cuarenta días después de la Resurrección,según el libro de -los Hechos de los apóstoles- Jesús sube al cielo,es decir,vuelve al Padre,que lo había enviado al mundo...La Ascension del Señor marca el cumplimiento de la salvación iniciada en la Encarnación.Después de haber instruido por última vez a sus discípulos,Jesús sube al cielo.Él entretanto -no se separó de nuestra condición-;de hecho,en su humanidad asumió consigo a los hombres en la intimidad del Padre y así reveló el destino final de nuestra peregrinación terrena.Del mismo modo que por nosotros bajó del cielo y por nosotros sufrió y murió en la cruz,así también por nosotros -Resucitó y Subió a Dios-,que por tanto ya no está lejano.San León Magno explica que con este misterio -no solamente se proclama la inmortalidad del alma,sino también de la carne.De hecho,hoy no solamente se nos confirma como poseedores del paraíso,sino que también penetramos en Cristo en las alturas del cielo- Por eso los discípulos cuando vieron al Maestro elevarse de la tierra y subir hacia lo alto, no experimentaron desconsuelo como se podría pensar;más aún,sino una gran alegría,y se sintieron impulsados a proclamar la victoria de Cristo sobre la muerte.Y el Señor resucitado obraba con ellos,distribuyendo a cada uno un carisma propio.Lo escribe también san Pablo:Ha dado dones a los hombres...Ha constituido a unos,apóstoles;a otros,profetas;a otros,evangelistas;a otros,pastores y doctores...para la edificación del Cuerpo de Cristo;hasta que lleguemos todos...a la medida de Cristo en su plenitud-(Ef 4,8.11-13)" Ciertamente, hoy ha llegado el día del completo triunfo de Cristo.Sí,le vemos partir pero no nos entristecemos,una alegría enorme sentimos en lo más profundo de nuestro ser porque el Señor penetra con su naturaleza humana en la gloria del Padre,para compartir con Él el imperio de los cielos...Y es que como sigue diciendo el Papa Benedicto XVI (Ibid):"La Ascensión nos dice que en Cristo nuestra humanidad es llevada a la altura de Dios;así cada vez que rezamos,la tierra se une al cielo.Y como el incienso,al quemarse,hace subir hacia lo alto su humo,así cuando elevamos al Señor nuestra oración confiada en Cristo,esta atraviesa los cielos y llega a Dios mismo,que la escucha y acoge.En la celebre obra de san Juan de la Cruz,-Subida del Monte Carmelo-,leemos que -para alcanzar las peticiones que tenemos en nuestro corazón,no hay mejor medio que poner la fuerza de nuestra oración en aquella cosa que es más gusto de Dios;porque entonces no sólo dará lo que le pedimos,que es la salvación,sino aun lo que Él ve que nos conviene y nos es bueno,aunque no se lo pidamos- (Libro III,cap 44,2,Roma 1991,335)" En efecto,porque desde su trono Cristo piensa en nosotros;tenemos ante el Padre un abogado como dice san Juan el discípulo amado "Nuestra causa es su causa,nuestras suplicas las suyas.-Si pecamos, tenemos ante el Padre un abogado:Jesucristo el Justo-Es nuestro Supremo Pontífice.Con sus llagas en los pies,en las manos y en el costado,recuerda constantemente al Padre el sacrificio universal del Calvario"(Rmo.Fr.Justo Perez de Urbel).

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