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domingo, 23 de mayo de 2021

FESTIVIDAD DE PENTECOSTÉS: LA VENIDA DEL PARÁCLITO

Cuenta san Juan en su evangelio que después de un diálogo con Nicodemo el Señor se dirigió con sus discípulos a la comarca de Juan el Bautista,y bautizaba,mientras que éste lo hacía en Ainon, y tras una discusión surgida a cerca del rito de la purificación,daba un nuevo testimonio sobre la persona de Jesús (Jn 3,30-34):"El debe crecer y yo menguar .El que viene de arriba está sobre todos/El que es de la tierra es terreno y habla como terreno;el que viene del cielo está sobre todos /Da testimonio de lo que ha visto y oído,pero nadie acepta su testimonio/El que lo acepta certifica que Dios dice la verdad /Porque el que Dios ha enviado dice las palabras de Dios,pues Dios le ha dado su Espíritu sin medida" Y como podemos leer en el Catecismo de la Iglesia católica(nº1287 y nº1288):"Esta plenitud del Espíritu no debía permanecer únicamente en el Mesías,sino que debía ser comunicada a todo el pueblo mesiánico.En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del Espíritu, promesa que realizó primero el día de Pascua y luego,de manera más manifiesta el día de Pentecostés" Los Papas de todos los tiempos han celebrado junto a su grey esta fiesta de Pentecostés en recuerdo del descenso del Espíritu Santo sobre los reunidos en Jerusalén,en la estancia donde se alojaban habitualmente, concretamente los apóstoles,la Virgen María,Madre de Jesús,algunas mujeres y sus hermanos.Así,por ejemplo,el Papa Pablo VI lo hacía un 17 de mayo del año 1964 y durante la celebración de la santa Misa,pronunciaba una hermosa Homilía de la que queremos recoger algunas de sus palabras:"Os hemos invitado a este santísimo rito,para celebrar la fiesta de Pentecostés,fuente de todas las demás fiestas cristianas,para evocar en común la venida en plenitud del Espíritu Santo y para ofrecerle a esta Divina Persona un acto de culto(amor para el Amor)lo más honroso y vital,para gustar con la presencia arrolladora del divino e invisible Huésped,con el canto y el silencio unánimes,un momento de genuina plenitud espiritual,para recoger con una mirada,un instante,como en resplador de un rayo,el efecto visible,histórico,humano,de la venida del Paráclito al mundo, a la Iglesia,es decir,nosotros,la humanidad entera arrastrada por la ola auténtica y eficaz de la redención,la Iglesia viviente y peregrinante,lanzada desde aquel día hasta hoy y en el futuro hacia sus destinos escatológicos, para sentirnos envueltos por la corriente de la gracia -luz,fuerza,dulzura,profecía y esperanza- que de Cristo emana y arrastra y arrastra hacia Cristo... Os queremos hablar también un instante de la Iglesia;sí,de ese Cuerpo místico que fue gestado en la historia evangélica y nació del Espíritu Santo ,precisamente tal día como hoy,en el Cenáculo de Jerusalén;precisamente allí donde Nos mismo,hace unos meses,nos arrodillamos,temblado de emoción ,reclinándonos sobre la cuna de la Iglesia de Dios.Vosotros sabéis todo lo de ella,lo creemos;por ello,dejándolo a vuestra piadosa meditación,os proponemos ahora lanzar una mirada a su prioridad original,que brilla desde el primer día como nota característica y maravillosa y que la llamamos catolicidad,es decir,universalidad, destinación a todas la gentes,apertura a todas las almas,ofrecimiento a todas las lenguas,invitación a todas las civilizaciones,presencia en toda la tierra, existencia en toda la historia.Nos invita a esta consideración,como siempre en este día feliz,el recuerdo del primer prodigio realizado en virtud de la venida misma de Pentecostés, más aún que por la intención y el poder de aquellos en los que este acontecimiento se produjo,el prodigio de las lenguas" Al igual que este Papa celebraba la llegada de Espíritu Santo con estas palabras tan significativas,otros muchos antes y después hicieron lo mismo;queremos recordar ahora lo que dijo el Papa san Juan Pablo II,en este sentido, el 31 de mayo de 1998:"El Espíritu Santo,descendiendo sobre los apóstoles con fuerza extraordinaria,los hizo capaces de anunciar a todo el mundo las enseñanzas de Cristo Jesús ...El don del Espíritu Santo había puesto en movimiento sus energias más profundas dirigiéndoles al servicio de la misión que les había confiado el Redentor.Y sera el Consolador, el Parákletos,quien los guiará en el anuncio de los Evangelios a todos los hombres.El Espíritu les enseñará toda la verdad,tomándola de la riqueza de la Palabra de Cristo,para que ellos,a su vez, la comuniquen a los hombres en Jerusalén y el resto del mundo ¡Como no dar gracias a Dios por los prodigios que el Espíritu no ha dejado de realizar en estos miles de años de vida cristiana!"

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