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jueves, 21 de mayo de 2020

JESÚS DIJO (XLVIII): TRABAJOS PUBLICADOS EN MRM.MARUS




 
 






-EL RETO DE LA EVANGELIZACION: SIGLO XVIII-EL SIGLO DE LA LUZ (2ª Parte) (12/10/2019)

 

-JESÚS DIJO (XLI): TRABAJOS PUBLICADOS POR MRM.MARUS (21/10/2019)

 

-LOS SANTOS INTIMAMENTE UNIDOS A CRISTO, NO DEJAN DE INTERCEDER POR LOS HOMBRES ANTE EL PADRE (1/11/2019)

 

-LA AUSENCIA DE AMOR POR EL PRÓJIMO PONE EN PELIGRO LA ESTABILIDAD SOCIAL (13/11/2019)

 

-TIEMPO DE ADVIENTO: ¿QUIÉN ES EL QUE VIENE? ¿PARA QUE VIENE? (21/11/2019)

 

 

 
Santa Biblia (Traducida de los textos originales en equipo bajo la dirección del Dr. Evaristo Martín Nieto. 20.ª edición; Ed. San Pablo 1988)

 

 

PROPAGACIÓN DEL EVANGELIO ENTRE LOS PAGANOS: PRIMER VIAJE DE PABLO (Hch 14, 1-28)

 

*EN  LICOANIA, ICONIO, LISTRA Y DERBE

 
En Iconio, entraron también en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal modo que muchos judíos y paganos, abrazaron la fe. / Pero los judíos que no quisieron creer soliviantaron a los paganos y los indispusieron contra los hermanos. / Allí se quedaron bastante tiempo, hablando con valentía del Señor, que confirmaba su doctrina de gracia realizando por sus medios prodigios y milagros. / La población de la ciudad se dividió. Unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. / Los paganos y los judíos se confabularon a una con las autoridades para torturarlos y apedrearlos. / Pero ellos se dieron cuenta y huyeron a las ciudades de Licoania, Listra y Derbe y sus alrededores, / donde se pusieron a anunciar la buena nueva.

 

En Listra había un hombre imposibilitado de los pies, sentado; cojo de nacimiento, jamás había andado. / Oyó hablar a Pablo, el cual, mirándolo fijamente y viendo que tenía fe para ser curado, / dijo en alta voz: <levántate y tente derecho sobre tus pies>. Él dio un salto y echó a andar. / La gente, al ver lo que había hecho Pablo, se puso a gritar en licaonio: <los dioses, en forma humana, han descendido a nosotros>.

Y llamaban a Bernabé Júpiter y a Pablo Mercurio, porque era el más elocuente. / El sacerdote de Júpiter, que estaba a la entrada de la ciudad, llevó toros adornados con guirnaldas ante las puertas, y, en unión de la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio.

Cuando se enteraron de ello los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se lanzaron entre las gentes gritando: / amigos ¿Por qué hacéis esto? Nosotros somos hombres como vosotros, que hemos venido a anunciaros que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo, que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. / El cual ha permitido en las pasadas generaciones que todas las naciones siguiesen sus caminos; / sin embargo, no ha cesado jamás de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, mandándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas y saciándoos de comida y llenando vuestros corazones de felicidad. / Con estas palabras lograron a duras penas impedir que la gente les ofreciera un sacrificio.

 
Llegaron de Antioquía e Iconio unos judíos que se ganaron a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto. / Pero cuando los discípulos se juntaron en torno a él, se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente marchó a Derbe en compañía de Bernabé.

Después de haber evangelizado aquella ciudad y haber hecho un buen número de discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, / animando a los discípulos, exhortándolos a permanecer en la fe y diciéndoles que tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. / Instituyeron presbíteros en cada una de las  Iglesias, y, después de orar y ayunar, los encomendaron al Señor, en el que habían creído. / Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; / predicaron en Pergue y bajaron a Atalía.

 

 
*REGRESO A ANTIOQUÍA DE SIRIA



Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido y donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la obra que acababan de cumplir. / Cuando llegaron, reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que había hecho Dios por medio de ellos, y como había abierto a los paganos la puerta de la fe. / Y allí permanecieron largo tiempo con  los discípulos.

 

 
PROPAGACIÓN DEL EVANGELIO ENTRE LOS PAGANOS: SEGUNDO VIAJE DE PABLO (Hch 15, 36-41; 16, 1-40)

 

 *Bernabé  se separa de Pablo.

 

Pasados unos días, Pablo dice a Bernabé: “Volvamos a visitar a los hermanos por todas las ciudades en que anunciamos la palabra del Señor, a ver cómo están”

Bernabé quería llevar también a Juan Marcos. / Pablo, en cambio juzgaba que no debían llevar al que los había dejado en Panfilia y no los había acompañado en la tarea / Discutieron entre ellos, y terminaron por separarse el uno del otro. Bernabé tomó consigo a Marcos, y embarcó hacia Chipre; / Pablo escogió a Silas y partió, después de encomendarlo los hermanos a la gracia del Señor. / Recorrió Siria y Silicia, confirmando en la fe a las Iglesias

 

 *Timoteo

 

Llegó a Derbe y luego a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía creyente y de padre griego / Los hermanos de Listra e Iconio hablaban muy bien de él / Pablo quiso llevárselo con él, y lo circuncidó en consideración a los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego. /Según iban pasando por las ciudades, les comunicaban, para que los guardaran, los decretos dados por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén. /Las Iglesias se reafirmaban en la fe y aumentaban en número de día en día

 

 *Pablo llamado a Europa

 

Atravesaron Frigia y la región de Galia, pues el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en Asia / llegaron a Misia e intentaron entrar en Bitinia, pero el espíritu de Jesús no se lo permitió. / Cruzaron, pues, Misia, y bajaron a Trôade. / Durante la noche Pablo tuvo una visión: un macedonio, puesto en pie, le suplicaba: ven a Macedonia y ayúdanos. / Inmediatamente después de la misión intentaron pasar a Macedonia persuadido de que Dios los había llamado para evangelizarlos

 

 *En Filipos

 

Zarpamos de Trôade y fuimos derecho a Samotracia; al día siguiente a Neápolis, / y de allí a Filipos, ciudad del primer distrito de Macedonia, colonia romana en la que permanecimos unos días / el sábado salimos fuera de la ciudad y fuimos por la orilla del río, donde pensábamos que estaba el lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos hablar con las mujeres que se habían reunido / una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, fiel a Dios, nos estaba escuchando. El Señor abrió su corazón para que aceptase las cosas que Pablo decía / después de haber sido bautizada con toda su familia, nos suplicó: si consideráis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa.

Y nos obligó a ello / otra vez, cuando íbamos al lugar de la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu adivinador, la cual con sus adivinaciones procuraba a sus amos muchas ganancias / iba detrás de Pablo y de nosotros gritando: estos hombres son siervos de Dios Altísimo, y os anuncia el camino de la salvación / esto lo hizo muchos días, hasta que Pablo, ya cansado, se volvió y dijo al espíritu: en nombre de Jesucristo te mando salir de ella. Y en el mismo instante salió. / Sus amos, al ver que había desaparecido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas y los llevaron a la plaza pública ante las autoridades / los presentaron a los pretores y dijeron: estos hombres alborotan nuestra ciudad. Son judíos / y predican costumbres que nosotros, siendo romanos, no podemos aceptar ni practicar. /

La gente se sublevó contra ellos, y los pretores mandaron que los desnudaran y les dieran de palos. / Después de haberles dado muchos palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los tuviera bien seguros; / él, al recibir tal orden, los metió en la celda más segura, y sujeto sus pies en el cepo. / Hacia la media noche estaban en oración cantando himnos a Dios, y los presos escuchaban / de repente se produjo tan gran terremoto que se conmovieron los cimientos de la cárcel; se abrieron todas las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas de todos. / El carcelero se despertó y, al ver abiertas las puertas de la cárcel, creyendo que los presos se habrían fugado desenvainó la espada para matarse. / Pablo le gritó: no te hagas daño, que todos estamos aquí / él pidió una luz, entró y se echó temblando frente a Saulo y Silas; / los sacó fuera y dijo: señores ¿Qué debo hacer para salvarles? /

Ellos les dijeron: cree en Jesús, el Señor, y te salvarás tú y tu familia. / Y le anunciaron la palabra del Señor a él y a todos los que había en su casa / A aquellas horas de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y seguidamente se bautizó él con todos los suyos. / Los subió a su casa, puso la mesa y celebró con toda su familia el haber creído en Dios. / Al llegar el día, los magistrados mandaron a los alguaciles a decir al carcelero: pon en libertad a esos hombres / el carcelero dijo a Pablo: los magistrados han ordenado que seáis libertados. Salid, pues, y marchad en paz / Pablo les dijo: nos han apaleado públicamente y, sin juzgarnos, a pesar de ser ciudadanos romanos, nos han metido en la cárcel, y ¿Ahora quieren sacarnos? / Pues no; que vengan ellos a sacarnos. Los alguaciles llevaron la respuesta a los magistrados, los cuales, al oír que eran romanos, tuvieron miedo / fueron y les pidieron excusas; los sacaron y les suplicaron que se fueran de la ciudad / salieron de la cárcel y fueron a casa de Lidia; vieron a los hermanos, los animaron y se fueron

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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