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martes, 21 de mayo de 2024

EI DON DE LA VIDA OTORGADO POR LA SANTÍSIMA TRINIDAD **** COMPORTA DOS DIMENSIONES PRINCIPALES

Entramos en el tiempo liturgico denominado tradicionalmente por la Iglesia católica -Tiempo después de Pentecostés-, que no es sino la continuación del Ciclo Pascual. El Señor ha subido al cielo para prepararnos una morada allí y nosotros enriquecidos con los dones del Espíritu Santo esperamos ya ansiosos y anhelantes la vuelta del Señor, mientras el misterio de la Santísima Trinidad impregna la liturgia de este tiempo de espera...El Papa san Juan Pablo II nos habló mucho de este misterio y así durante su Audiencia General del miércoles 7 de junio del año 2000,nos recordaba la siguiente frase del Padre de la Iglesia, San Ireneo:"El hombre que vive es gloria de Dios, pero la vida del hombre consiste en la visión de Dios" En efecto,como seguía diciendo el Papa en su Audiencia (Ibid):" *En sus manos está la vida de todo ser viviente, y el espíritu de todo hombre*(Job 12, 10).Esta sugerente declaración de Job (personaje del Antiguo Testamento,rico y piadoso que es sometido a duras pruebas por el Señor)revela la relación radical que une a los seres humanos con el -Señor de la vida- *Pero tú eres indulgente con todas las cosas,porque todas son tuyas,Señor,amigo de la vida* (libro de la Sabiduría 12,26).La criatura racional lleva inscrita en sí una íntima relación con el Creador, un vínculo profundo constituido ante todo por el don de la vida.Don que es otorgado por la Santísima Trinidad misma y que comporta dos dimensiones principales, como trataremos de ilustrar a la luz de la Palabra de Dios."
Sin duda el Papa San Pablo II era un hombre culto,un gran filósofo que aplicaba sus conocimientos sobre el mundo y los hombres en todas aquellas ocasiones,como la presente, en que era necesario.El consideraba, como aclara en su Audiencia que la -la gloria de la Trinidad en el hombre viviente- comporta dos dimensiones fundamentales que él denomina:La física e histórica y la vida divina del hombre. En cuanto a la primera dimensión, el santo Padre, se refiere en su análisis concretamente a lo establecido en el Catecismo de la Iglesia Católica escrito en orden a la aplicación del Concilio Ecuménico Vaticano II y después de haber convocado y presidido la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, con ocasión del vigésimo aniversario de la Clausura del mismo(25 de enero de 1985).Concretamente llega a decir (Ibid):"Con el Catecismo de la Iglesia Católica podemos sacar esta consecuencia:La imagen divina está presente en todo hombre.Resplandece en la comunión de las personas a semejanza de la unión de las Personas divinas entre sí"
En efecto,, como podemos leer en "el Catecismo de la Iglesia (nº 1878):"Todos los hombres son llamados al mismo fin:Dios".Por otra parte:"Existe cierta semejanza entre la unión de las Personas divinas y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, en la verdad y el amor(GS 24,3).El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios". Igualmente podemos seguir leyendo en dicho Catecismo todo lo referente al carácter comunitario de la vocación humana (nº 1879, nº1881 y nº 1884) que se expresa así:"La persona humana necesita de la vida social.Esto no constituye para ella algo sobreañadido,sino una exigencia de su naturaleza.Por el intercambio con otros,la reciprocidad de servicios y el diálogo con sus hermanos,el hombre desarrolla sus capacidades;así responde a su vocación (GS 25, 1)"
Dios no ha querido retener para Él sólo el ejercicio de todos los poderes.Entrega a cada criatura las funciones que es capaz de ejercer,según las capacidades naturales.Este modo de gobierno debe ser imitado en la vida social.El comportamiento de Dios en el gobierno del mundo que manifiesta tanto respeto a la libertad humana, debe inspirar la sabiduría de los que gobiernan las comunidades humanas. En cuanto a la segunda dimensión fundamental que nos ha sido donada,según el Papa san Juan Pablo II, por la Santísima Trinidad,esto es, -la vida divina del hombre-, el santo Padre destaca que (Ibid):"La vida trascendente infundida en nosotros por la gracia nos abre al futuro,más allá del límite de nuestra caducidad de criatura.
Es lo que afirma san Pablo en su Carta a los Romanos,refiriéndose una vez más a la Trinidad como manantial de esa vida Pascual: *Si el Espíritu de Aquel que Resucitó a Jesús de entre los muertos habita entre nosotros, Aquel que Resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en nosotros (Rm 8, 11). Por tanto la vida eterna es la vida misma de Dios y a la vez la vida de los hijos de Dios*.Un nuevo estupor y una gratitud sin limites se apoderan necesariamente del creyente ante esta inesperada e inefable (algo que no se puede explicar con palabras) -Verdad- que nos viene de Dios en Cristo (1 Jn 3, 1-2)...A la luz de esta -Verdad- san Ireneo precisa y completa su exaltación del hombre: *El hombre que vive es gloria de Dios, pero la vida del hombre consiste en la visión de Dios* (Evangelium Vitae; nº 38)"

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