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martes, 12 de septiembre de 2023

¿QUÉ DEBO HACER PARA QUE MI VIDA TENGA SENTIDO?

El Papa Benedicto XVI después de reflexionar sobre la conversación mantenida por Jesús con un joven rico aseguraba que esta pregunta: ¿Qué debo hacer para que mi vida tenga sentido? es, en definitiva,la misma que hizó dicho joven al Señor: ¿Qué cosa buena he de hacer para alcanzar la vida eterna?.El apóstol san Mateo narró así los hechos historicos acaecidos (Mt 19, 16-22):"En esto,se acercó uno y le dijo:Maestro,¿qué cosa buena he de hacer para alcanzar la vida eterna?/Él le respondió:¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno sólo es el bueno .Si quieres entrar en la Vida,guarda los mandamientos*/ Le preguntó:¿Cuáles? Respondió Jesús: *No matarás,no cometerás adulterio,no robarás,no levantarás falsos testimonios/honra a tu padre y a tu madre,y ama al prójimo como a ti mismo /El joven le dijo:Todo esto lo he guardado.¿Qué más me falta?/ Jesús le respondió:*Si quieres ser perfecto,ve,vende cuanto tienes y dalo a los pobres,y tendrás un tesoro en los cielos;luego ven y sigueme*/ Al oír el joven estas palabras se marchó triste,porque tenía muchos bienes"
Dice el Papa Benedicto XVI a este respectos (Dios está cerca;2011,Chronica Editorial S.L.;Barcelona):"Ya en la formulación de la pregunta entendemos inmediatamente que no basta el -aquí- y -ahora-; es decir,nosotros no logramos limitar nuestra vida al espacio y al tiempo,por más que pretendamos ensanchar sus horizontes.La vida los trasciende.En otras palabras,queremos vivir y no morir.Sentimos que algo nos revela que la vida es eterna y que es necesario comprometernos para que esto suceda.O sea,está en nuestras manos y depende,de algún modo de nuestra decisión.La pregunta del Evangelio no atañe solo al futuro.No concierne sólo a lo que sucederá después de la muerte.Al contrario,tenemos un compromiso con el presente,aquí y ahora,que debe garantizar autenticidad y,en consecuencia,el futuro.En una palabra,la pregunta plantea la cuestión del sentido de la vida.Por eso,puede formularse así:¿qué debo hacer para que mi vida tenga sentido? O sea:¿cómo debo vivir para cosechar plenamente los frutos de la vida? O también:¿qué debo hacer para que mi vida no transcurra inútilmente?"
Jesús es el único capaz de darnos una respuesta,porque es el único que nos puede gerantizar la vida eterna.Por esto también es el único que logra garantizar la vida presente y darle un contenido de plenitud;pero por desgracia en el momento actual existe una corriente de pensamiento que trata de hacernos ver que Cristo no era Dios,eso sí, era un hombre extraordinario pero no era Dios y siendo así nada tiene de particular sus enseñanzas.En realidad ellos quieren crear un mundo ateo un mundo sin Dios. Estas blasfemias tienen su origen en teorías malsanas de siglos pasados que han venido creciendo hasta llegar a la situación que ahora tenemos.Un gran Pontífice del siglo pasado,Pablo VI, luchó con todo su corazón y con toda su sabiduría contra estas teórias sacrilegas.Concretamente en su Carta Encíclica -Ecclesiam Suam- (6 de agosto del año 1964)se expresaba así en este sentido:"Estamos firmemente convencidos en que la teoría que se funda en la negación de Dios es fundamentalmente equivocada.No responde a las exigencias últimas e inderogables del pensamiento,priva al orden racional del mundo de las bases auténticas y fecundas,introduce en la vida humana no una fórmula que todo lo resuelve,sino un dogma ciego que la degrada y la entristece,y destruye en su misma raiz todo sistema social que sobre ese concepto pretende fundarse.
No es una liberación,sino un drama que intenta sofocar la luz del Dios vivo.Por eso,mirando al interés supremo,la verdad,resistiremos con todas nuestras fuerzas a esta avasalladora negación,por el compromiso sacrosanto adquirido con la confesión fidelísima de Cristo y de su Evangelio,por el amor apasionado e irreversible al destino de la humanidad y con la esperanza invencible de que el hombre moderno sepa todavía encontrar en la concepción religiosa que le ofrece el catolicismo su vocación a una civilización que no muere,sino que siempre progresa hacia la perfección natural y sobrenatural del espíritu humano,al que la gracia de Dios ha capacitado para el pacifico y honesto goce de los bienes temporales y ha abierto la esperanza de los bienes eternos"
Volviendo de nuevo a la pregunta del joven que se acercó a Jesús, decía el Papa Benedicto XVI (ibid):"El Evangelio nos asegura,que aquel joven que salió al encuentro de Jesús,era muy rico.No sólo entendemos esta riqueza en el sentido material,pues la misma juventud es una riqueza singular.Es necesario descubrirla y valorarla.Jesús la apreciaba tanto,que invitó al joven a participar en su misión de salvación.Tenía todas las condiciones para una gran realización y una gran obra.Pero el Evangelio nos refiere que ese joven,al oír la invitación,se entristeció.Se elejó abatido, triste.Este episodio nos hace reflexionar una vez más sobre la riqueza de la juventud.No se trata,en primer lugar,de bienes materiales,sino de la propia vida,con los valores inherentes a la juventud.Proviene de una doble herencia:la vida ,transmitida de generación en genración,en cuyo origen primero está Dios,lleno de sabiduría y de amor;y la educación que nos inserta en la cultura,hasta el punto de que,en cierto sentido,podemos decir que somos más hijos de la cultura,y por tanto de la fe,que de la naturaleza.De la vida brota la libertad que,sobre todo en esta etapa se manifiesta como responsabilidad.Es el gran momento de la decisión,en una doble opción:la del estado de vida y la de la profesión:Responde a la pregunta:¿qué hacer con la propia vida?
En otras palabras, la juventud se presenta como una riqueza porque lleva el redescubrimiento de la vida como un don y como una tarea.El joven del Evangelio percibió la riqueza de su juventud.Acudió a Jesús,el Maestro bueno,buscando una orientación.Pero a la ora de la gran opción no tuvo la valentía para apostar todo por Jesucristo.En consecuencia,marchó triste y abatido.Es lo que pasa cada vez que nuestras decisiones vacilan y se vuelven mezquinas e interesadas,y eso no le permitió una realización plena.Se plegó sobre su riqueza,de forma egoísta.A Jesús le dolió mucho la tristeza y la mezquindad del joven que había acudido a él.Los apóstoles,como todos nosotros hoy,llenaron el vacio que dejó el joven que se retiró triste y abatido.Ellos y nosotros estamos felices porque sabemos en quien creemos(2Tim 1,12).Sabemos y damos testimonio con nuestra propia vida de que solo él tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68).Por eso,como san Pablo,podemos exclamar:"Estad siempre alegres en el Señor" (Flp 4,4).La Iglesia necesita de sus gentes para manifestar al mundo el rostro de Jesucristo,que se dibuja en la comunidad cristiana.Sin este rostro la Iglesia se presentaría desfigurada"

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