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lunes, 26 de julio de 2021

SAN BEDA EL VENERABLE: DOCTOR DE LA IGLESIA

Nació este santo varón a finales del siglo VII,concretamente en el año 673 y murió a principios del siglo VIII,en el año 735 .Vivió,por tanto,durante la llamada -Alta Edad Media-,en el continente europeo,ya que vino a este mundo en Northumberland,condado de Durham,en los confines de Escocia.En Europa occidental el siglo VII marcó la transición entre dos mundos:el tardo-antiguo y alto-medival y se puede decir que durante este perido de tiempo se produjo un desarrollo crucial en la vida religiosa de las gentes,sobre todo en los centros monásticos.En la Europa cristiana proliferó la fundación de casas monacales y así,en Hispania,Italia y Britania,aunque sus soberanos habían profesado el arrianismo inicialmente o el paganismo en general,surgieron fuertes lazos de unión entre el monacato y las monarquías,que se desarrollaron más durante el siglo VIII.La actividad misionera realizada durante estos años fue enorme y el ejemplo más sobresaliente derivado de dicha actuación de la Iglesia católica lo encontramos precisamente en la conversión de la Inglaterra anglosajona.No obstante,la labor de cristianización había comenzado en el norte de Inglaterra,por la acción de los misioneros irlandeses.Tras una serie de contratiempos iniciales,a finales del siglo VII,coincidiendo con el nacimiento de nuestro santo,toda Inglaterra se hallaba firmemente dentro de las fronteras del mundo cristiano obediente al Papa de Roma. Por entonces los monjes ingleses habían iniciado sus propias campañas misioneras en Frigia y Sajonia.En situación tan idónea para la Iglesia de Cristo no es de extrañar que surgiera una figura tan extraordinaria como lo fue san Beda,al cual siendo muy niño llevaron sus familiares al monasterio benedictino de san Pablo de Jarrow,donde estudió ciencias divinas y humanas con el célebre maestro Bervelacio,llegando a adquirir ,cuando aún era mucha la incultura del pueblo,unos grandes conocimientos en ciencias y letras.Se cuenta que alternaba sus estudios y su vida de oración ,como era costumbre,con ejercicios corporales propios de su situación en un monasterio:cultivar la huerta,trabajos en la cocina... Tomó el habito de san Benito y fue ordenado sacerdote algo más tarde,mientras su fama de erudito se extendia por todas partes... El Papa san Sergio I (687-701),quiso llevarlo a su lado,pero san Beda prefirió permanecer en su convento,e hizo bien,porque en Roma probablemente no habría tenido tiempo para escribir el inmenso legado que dejo para la humanidad,en general,y en particular para la cristiandad. A sus cincuenta y nueve años ya había escrito más de cuarenta obras,entre las que destaca la -Historia eclesiástica del pueblo ingles-,donde relata los avatares del mundo cristiano en Inglaterra,dejando también información muy importante sobre su propia persona.Ya cercana su paso a la otra vida escribia algo tan comovedor como esto:"Y es así,que muy interesado en la historia eclesiástica de Bretaña, especialmente en la raza de los ingleses,yo, Beda,sirviente de Cristo y sacerdote del monasterio de los benditos apóstoles san Pedro y san Pablo,el cual se encuentra en Wearmouth y Jarrow (en Northumbria), con la ayuda del Señor he compuesto,cuanto he logrado recabar de documentos antiguos,de las tradiciones de los ancianos y de mi propio conocimiento... Sigue san Beda narrando su vida e inserta una lista de -Indiculus- sobre sus anteriores trabajos.Finaliza su gran obra dando gracias a Jesús por la ayuda que le ha prestado y rogándole que le encamine hacia Él,que es la fuente de toda sabiduría con objeto de permanecer siempre delante de su rostro...Hermosas palabras,de un hombre santo a las puertas de la muerte,que muestran la inmensa gratitud hacía Jesucristo.Así describia Cuthbert los sentimientos de su maestro:"Nunca vi con mis ojos,ni oí con mis oídos a nadie que agradeciera(los dones recibidos)tan incesantemente al Dios vivo. Incluso el día de su muerte"Fue declarado -Venerabilis et modernis temporibus doctor admirabilis-,en el.-Consejo de Aachen- de 835 y en 1899 el Papa León XIII decretó que el 27 de mayo se celebrara su fiesta por toda la cristiandad.

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